Sunday, March 25, 2012

Ejercicio 2. Escritura in situ. susana, leticia, amanda

Desarrollar una historia en un lugar del campus universitario, sin especificar el lugar donde ocurre.




Han pasado 20 días desde que hablé por última vez con Fernandina o Policarpa o Agustina, en realidad nunca supe su nombre y creo que ya no me importa. A veces sueño con ella, en uno de esos sueños, nos encontramos en un largo corredor alrededor de un no muy viejo edificio, construido en un estilo que si bien no representa nada contemporáneo, tampoco podría decir que carece del total gusto por la estética, conozco el edificio porque he estado allí. En mi sueño estoy en la cafetería, allí hay esparcidos por todo el recinto unas 10 o 12 mesas, y estamos hablando, hablamos de cosas, de sandeces, de complejos postulados de física cuántica y hasta de esas preguntas sin respuestas, me pregunta por mi edad y yo le digo que no me acuerdo, le pregunto por la suya y me dice que es muy confusa, me mira a los ojos y me dice: “tengo que confesar algo –pone cara de tragedia inevitable y agrega: - Creo que soy humana” yo me levanto y hago un ademán de aplauso y la felicito por tan excelente apreciación, pero en cuanto pasa el éxtasis y dejamos de reírnos, me golpea un incontenible sentimiento de nostalgia, porque ha diferencia de ella, yo no sé si soy humano, a veces me identifico más con un murciélago, ellos son miopes pero tienen buen oído como yo y en ese momento se me antoja que Ludwig Van Beethoven también era un murciélago, que al final se quedó sordo y ciego, pero murciélago al fin y al cabo.
Giro mi cabeza porque quiero terminar de identificar el lugar donde me encuentro, hay una gran edificación circundada por agua, sin duda más majestuosa que en la que me encuentro ahorita mismo y me pregunto por qué si puedo estar allí, en la bonita, en la majestuosa, en la otra edificación más magnánima, sigo aquí, en esta vieja y rudimentaria construcción. Cuando giro mi cabeza una vez más para seguir hablando con Silvia, Asuzena, Leticia, Roberta o como sea que se llame, caigo en la cuenta de que ya está tarde y de que ella no está allí donde estaba segundos antes, en mis sueños el tiempo pasa muy rápido, y en vez de ella, es mi mamá quien se encuentra allí sentada. Le pregunto: “¿má, qué haces en la U?” y me responde con otra pregunta: “¿no te acuerdas?” y yo le digo : “¿acordarme de qué?” y ella responde muy motivada: “Pues de por fin pase, de que pasé a la U, de que pasé a artes” y yo le digo: “Ah” y ella me dice: “no mentiras, son las 5 14 ya es hora de levantarse” Fin.

1 comment:

  1. Todo el relato es nostágico. Lleno de reflexión y gracia. Pero el final es una APOTEOSIS de la imaginación y la gracia.

    ReplyDelete