Sunday, March 25, 2012

Ejercicio 4. Caracterización de personajes: "¿Cómo se llama?"

Caracterizar un personaje a través de los niveles físico, social o psicológico.



La vi entrar en el vagón justo antes de que el metro produjera ese molesto sonido que avisa que está próximo el cerrado de la puerta y pensé: ¿ajammm, con que sí?. Era Lucia, tenía cara de noche de placer, de satisfacción sin medida, de sexo, pudor y lágrimas, tenía cara como de jueves por la noche en un ajetreado itinerario de orgasmos que parecieran no tener fin.

Me atreví a pensar que ella había pasado una noche ciertamente placentera -con quien suponía- había sido una muy grata compañía. Una noche que había disfrutado en gran medida por ese tan prolongado período de abstinencia y celibato al cual había sido sometida por su mamá, una vieja loca que la había internado en un convento porque quería que ella, Lucía, su hija, se hiciera monja.

Lucía debatió y forcejeó hasta que un día logró ser expulsada del convento, cuando después de un fin de semana de licencia, había ingresado bajo sus hábitos tres dildos, que asemejaban a la perfección los prominentes falos de 3 buenos ejemplares equinos.

Su padre la acogió en casa tras el escandaloso suceso. Él representaba todo lo contrario a su madre y justamente por eso, desde hacia varios años se habían divorciado y Lucía, quería más a su padre.

Cuando la vi entrar la saludé, hice un ademán como de todo bien con mi dedo pulgar de la mano derecha levantado hacia arriba y ella, me respondió que todo bien mientras hacia el mismo gesto. La conocía desde mi infancia, fuimos muy buenos amigos y nuestra amistad iba y venía, no era algo constante, se daba más bien a períodos intermitentes, pero siempre que volvíamos a hablar era como si el período de ausencia nunca se hubiera dado.

En el vagón, Lucía tenía esa cara fascinantemente pícara que siempre había encontrado atractiva, y no era que me gustara, simplemente admiraba su belleza. Me contó que todo iba bien, que había vuelto a nacer, que estaba viviendo con su padre al norte de la ciudad. Cuando me dijo lo del norte, me entró la duda y me atreví a preguntarle de manera bastante socarrona: "Hey Lucy -así era como yo le decía- ¿y qué haces por aquí al sur?".

Tenía el cabello mojado, emanaba ese olor a feromonas satisfechas que no siempre es fácil de notar, no llevaba maquillaje, se notaba que se había dado una ducha rápido y por el sentido del tren sabía que volvía a casa. Era mala para mentir y no lo intentó porque sabía que yo sabría si ella estaba mintiendo. Así que me dijo mientras inflaba sus cachetes de aire: "Es que.... Estaba moteleando". Me provocó risa, siempre me había encantado esa frescura con que decía sus cosas. Me entusiasmé con la idea y le dije que me alegraba, que se lo merecía, que me parecía muy bien que se diera gusto y me atreví una vez más a lanzar una pregunta que no esperaba que respondiera, pero he de confesar que me sorprendió, le pregunté: "¿Y eso?, ¿con quién?,¿cómo se llama?" y entonces me miró a los ojos y me dijo: "se llama Susana".

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